octubre 02, 2009

Historia de su vida en Tijuana*

"Chaparrita tú serás
la consentida
y ánda y ándale
corréspondele a mi amor"
Amores fingidos
Carlos y José

Crecí, como dicen que crecen los jarochos, con música en cada esquina. Pero ellos con sus voluptuosas jaranas, con su macho requinto, con su sensual zapateado.

Yo no. Yo crecí con la violencia más allá de mí. Con las noticias diarias que hablaban del narcotráfico y yo ni siquiera sabía bien que era eso.

"Yo sé que al verme
me muestras disgusto
y mi presencia te produce enfado"
Disgusto
Ramón Ayala

Pero también crecí con música en cada esquina. Con un acordeón dolorido y llorón, a veces tan frío como dicen que es Alemanía, de donde proviene. Con un bajo sexto de doce cuerdas que la hacía de requinto y jarana. Con un tololonche que de pequeña veía grande, el que alguna vez soñé con dejar de ver hacia arriba. Crecí con las voces de los cantantes norteños, hermosas, doloridas, agudas, como de "viejito" que disfruta la vida.

Y eso en casi cada esquina. Sobre todo de la Revu, como se le llama a la avenida revolución. En las noches, ya de "grande" caminando por la Coahuila nunca faltó un conjunto norteño mientras cenaba unos tacos "varios" en una esquina de esa esquina que llaman Tijuana. Para mí es mucho más que un simple pedazo de calle, es un mundo, fue y sigue siendo el mío, al que a veces añoro, al que odié, el que me aburrió y me hizo salir a buscar nuevas cosas.

Pero también crecí con música en cada esquina, pues. Música que ahora me llena de alegría y de ganas de brindar. Música que me llenó el corazón y me lo sigue llenando, aunque Los Cadetes de Linares canten "es inútil que vuelvas lo que fue ya no es es inútil que quieras comenzar otra vez hoy empieza en mi vida una página más".

Soy norteña. Crecí norteña. En realidad soy una mezcla rara de cosas raras que han pasado en mi rara y feliz vida. Pero ahora, me siento norteña y después de dejar el nido, regresé varias veces a Tijuana y si hay algo que tengo claro, es que en ningún lugar se escucha mejor el norteño como allí, como en con mi Tía Juana dolorida y amorosa, ultrajada y divina.

"El día que yo me muera
no voy a llevarme nada
hay que darle gusto al gusto
la vida pronto se acaba"
Puño de tierra
Ramón Ayala

No, en ningún lugar se disfruta a un conjunto norteño como en Tijuana. Y disculpen la ortodoxia, pero así lo pienso y lo mejor, así lo siento y lo vivo.

Ya voy, pronto estaré ahí...

* Parafraseando al título de un poema de Ricardo Cambero, "Historia de su vida privada".

2 comentarios:

  1. Te lei y me dieron hartas ganas de estar en una de esas esquinas, echar chela y gritar; ¡¡¡arrancame el corazon!!!...estaria poca madre hacer turismo musical por tus tierras...se te quiere.

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  2. pues cuando quiera mi querido Leo!!

    Ya me arreglaron mi chompu, ya puedo poner comentarios, yuju!!

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