julio 19, 2009

Ray Loriga

En este fino y nuevo blog donde compartiré algunas de mis aventuras con buenos amigos y comienzo citando a Ray Loriga, el perfecto escritor español, autor de varias novelas, auqnue yo sólo conozco dos (Tokio ya no nos quiere y Caídos del cielo), si alguien tiene alguna más por favor préstela, las siguientes citas son de Tokio ya no nos quiere:

Dios no sabe que este lugar existe.
El amor es realmente una tormenta de la imaginación.
El amor es un millón de enfermedades distintas.
El cuerpo sin vida me parece la manera perfecta de describirnos a todos nosotros.
El miedo es como el frío. Una vez que se ha sentido nunca se va del todo.
En cualquier caso, no esta de más revisar la dosis y la calidad de mis estimulantes, porque me estoy quedando sin respuestas para tantas preguntas siniestras.
Es el recuerdo, no el olvido, el verdadero invento del demonio.
Es mucho mejor si no sabes lo que has perdido.
Flores para los muertos y tranquilas sonrisas de opio para los vivos.
La memoria es el perro más estúpido, le lanzas un palo y te trae cualquier cosa.
La tristeza no tiene fin. La felicidad si.
La vida es un mall que solo cierra una vez y para siempre.
Los días son a veces tan tristes que sencillamente no merecen la pena. No merece la pena correr, ni esperar, ni vigilar. Días tan tristes que no merecen ni un esfuerzo, ni el más pequeño movimiento. Los días así hay que dejarlos correr, como los trenes nocturnos.
Nada de agujas, por favor, odio las agujas. Soy un adicto cobarde. Capaz de cualquier daño definitivo, pero temeroso de cualquier daño intermedio.
No hay dos vidas iguales, ni dos dolores distintos.
Que alguien conozca el futuro no quiere decir que sea capaz de cambiarlo.
Una sola raya (de coca) no sirve de casi nada. Te deja como un cristo sujeto de un solo clavo.
Un dolor es una ocupación, puedes abandonarte a el sin ningún resentimiento. Es todo lo que tienes que hacer. Perseguir el dolor que viaja entre los nervios hasta el cerebro. Aislarlo ahí y vigilar después cualquier movimiento. Perseguir el efecto de los calmantes también, como la lluvia. Ver que se lleva a su paso y ver que queda.
Y dicen las canciones que después de la lluvia viene el sol y luego la lluvia. Mentira. Después de la lluvia sigue la lluvia...
-La gente cambia -No, la gente empeora.
...aparte de eso me siento bien, ligeramente preocupado ante la idea de volver a los estimulantes y la música infinita de las discotecas, a las quinceañeras desquiciadas y a los torpes pequeños fascistas borrachos.
En noches así siempre se anda uno preguntado cuánto ha olvidado y cuánto de todo esto va a recordar en el futuro. Después los antidepresivos detienen todos esos malditos neurotransmisores y uno ya no se pregunta nada.
Por alguna razón, cuando uno se sienta en el sillón de un despacho, al otro lado de la mesa o en el asiento del conductor de autobús, o cuando sencillamente se preuba uno la gorra de un policía o sujeta el cuchillo de un carnicero, se siente por un segundo como si fuera esa persona, como si pudiera ser ese otro durante toda una vida. Así es como me siento, sentado en la cama, pensado qué clase de vida es ésta. Cuando el viejo sale del baño, la cama, la habitación, todo vuelve alrededor, vuelve a ser suyo.
Sólo después de olvidar eres completamente inocente y por eso mismo, definitivamente culpable.
Cuando el cielo se oscureció y aunque no eran más que nubes, tuve la sensación de que todo se terminaba y la sensación de haber sentido lo mismo un millón de veces antes.
Y llueve y se hace tarde y toda la tristeza del mundo no cambia nada.
Cuando uno barre las hojas muertas del jardín, es el jardín lo que importa.
Todo poco a poco se va a ir volviendo normal, o sea, peor.
Dios no nos quiere ahí arriba.
Qué tremendamente aburrida es la enfermedad y cuánto le ocupa a uno la cabeza al mismo tiempo.
Cuando alguien te mira y mira también las cosas que tú miras, desaparece el terror de las cosa imaginadas.
Quiero que mi mente vuelva. Que construya algo que no se derrumbe a cada instante.
Dios es un enano con un cuchillo escondido en algún rincón de mi cabeza.
En mi cabeza se enciende una bombilla por cada bombilla que se apaga.
El médico dice que todo lo que está escondido está esperando, precisamente, ser encontrado.
Por más que pueda recordar con absoluta facilidad muchas de las noches de los días y muchos de los días de las noches antiguas, no consigo guardar las noches de los días ni los días de las noches recientes.
He olvidado el día de ayer, completamente, como olvidaré el de hoy y después el de mañana.
No estoy dispuesto a cargar con los años que no recuerdo.
A pesar de mi resistencia, progreso, lo cual es una traición de los sentidos. Igual que en el colegio, donde por mucho que te empeñes en evitarlo, el final, aprendes.
Tu miedo comienza cuando despegan los aviones y el mío cuando los aviones aterrizan.
Me imagino dejando que pasen las horas sentado en la misma cama. Mirando la televisión sin mover un dedo, sólo por curiosidad de saber qué hace el tiempo con uno cuando uno no hace nada con el tiempo.
Ella es un ejército y yo soy un hombre desarmado.
El ruido de mi miedo es como siempre demasiado grande y por eso no la escucho.
¿No es, en medio del amor, el amor mismo lo que uno m{as teme?.
Cuando uno está en Tokio, Tokio está por todas partes.
Todas las oraciones, las que uno conoce y las que no entiene, están hechas de la misma fe. No la fe en uno mismo, sino la fe en todo lo demás. La fe en el poder de lo ajeno.
¿Qué demonios mantienen a España clavada en la fe del pasado? La falta de fe en el futuro seguramente.
Me dan una pena tremenda las mujeres que sólo tienen un solo marido, porque sólo tendrán un recuerdo.
Las horas de niño son eternas. Las horas de hombre, en cambio, caen del cielo como la lluvia y no hay nada que pueda uno hacer para detenerlas. Las horas de viejo son aún más rápidas, te atraviesan a la velocidad de la luz. Se va un día en un pestañeo.

Que el mal sea.

2 comentarios:

  1. "Ella es un ejercito y yo soy un hombre desarmadao"..,ssssssssssssss... que chingon!

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  2. ¡Me encantó! No lo conocía pero pa eso, también está este blog. ¡Gracias por compartirlo!

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