julio 25, 2009

¿Qué está pasando en Honduras?

Para todos aquellos que no han estado muy enterados, en Honduras ha ocurrido una serie de acontecimientos muy delicados. El presidente electo, Manuel Zelaya fue destituido por el Congreso y Roberto Micheleti, presidente de este poder, ostenta ahora la titularidad del ejecutivo. ¿Golpe de estado o defensa de la Constitución? Ahí les va una breve reseña junto con mi opinión.

El 27 de enero de 2006, Zelaya asume la presidencia de Honduras, luego de que su partido, el Partido Liberal, derrotara en las elecciones de finales de 2005 al gobernante Partido Nacional. De familia adinerada, Mel –como se le nombra de cariño- ha sido diputado un par de ocasiones, y ha ocupado también importantes cargos públicos. Es decir, ha sido parte del juego político desde hace varios años. Hasta aquí todo bien, pero ¿por qué entonces su actual situación?

Pues resulta que a partir de 2007, Zelaya comienza a dar un giro en su filosofía política, mostrando sus intenciones para que su país se uniera al ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas, integrada entre otros, por Cuba, Ecuador, Nicaragua, Bolivia y Venezuela). Esta adhesión se dio en octubre de 2008, gracias a la aprobación del Congreso hondureño. ¿Qué consecuencias trajeron estas acciones? Para ciertos sectores de la clase política, estos cambios no eran los deseados, incluso su propio partido no vio con buenos ojos estas nuevas alianzas (recordemos que si bien el Partido Liberal de Honduras se encuentra un poco más a la izquierda dentro del espectro político de esta nación, son un sector que no se caracteriza por la búsqueda de un cambio de fondo del actual sistema político y económico). Y además, como podrán imaginar, los grupos más conservadores pusieron el grito en el cielo bajo los argumentos que ya hemos escuchado en varios países: populistas, socialistas creadores de pobres, que el presidente Chávez iba a controlar a Honduras, que son un peligro… en fin.

Pero el punto que tensó al límite este conflicto fue cuando en marzo pasado, Zelaya anunció que el 28 de junio se llevaría a cabo un referendo donde se preguntaría sobre si se estaría de acuerdo en convocar a una Asamblea Constituyente (es decir, que se reforma la Constitución), donde uno de los puntos más controvertidos era el de la reelección presidencial. Aquí fue donde la puerca torció el rabo.

Es más que legítimo el derecho que tenemos lo pueblos a decidir el sistema político y económico que nos ha de regir. Es de esperar que, como sucedió en Venezuela, Bolivia y Ecuador, la voluntad de la mayoría respecto a cambiar el rumbo que ha seguido Latinoamérica desde hace ya casi treinta años, sea respetada; aunque también se debe esperar que exista reticencia y una fuerte oposición de los sectores conservadores. Así, a diferencia de los países antes mencionados, Zelaya no contó con el respaldo total de su partido; desconozco cuál era el sentir general de los ciudadanos, pero es un hecho que a la “clase política” no le agradó tanto la idea.

De forma tal que, una vez llegada la fecha de la consulta y después de algunos conflictos con el Congreso y las Fuerzas Armadas, un grupo de soldados detiene al Presidente antes de que se dieran las votaciones, deportándolo a Costa Rica, y asignando al presidente del Congreso, Roberto Micheletti, como mandatario hasta 2010, cuando termine el periodo de la administración destituida. ¿Cuáles fueron los argumentos? Que el referendo no contaba con la participación del órgano electoral de aquel país, por lo que el cumplimiento de los resolutivos de dicho ejercicio no sería obligatorio para instancia alguna. Y como la actual Constitución prohíbe la reelección, Zelaya fue acusado de traición a la patria por plantear este tema. Entonces, por un lado, la Suprema Corte de Justicia de aquel país afirma que el plebiscito no tendría validez (el cual ni se llevó a cabo), y por el otro, se acusa y juzga al presidente ¡por un delito que no ha cometido! Absurdo entre los absurdos.

Ante estos hechos, la comunidad internacional ha sido muy clara. Si bien en su actuar han sido tibios, existe un rechazo casi unánime hacia la destitución de Zelaya, lo cual confirma que se trató de un vil golpe militar. Es también evidente, que las negociaciones bajo estas condiciones no se pueden dar. Por eso, el regreso del depuesto Mel sólo podrá darse con el apoyo de la gente, tal y como empezó a vislumbrarse este 24 de julio. Esperemos que esa situación se resuelva en los próximos días, y que nos quede a lección para darnos cuenta de las hipocresías y manipulaciones llevadas a cabo por quienes se sienten los dueños y amos de las naciones. No podemos caer en la trampa de acusar de violentos a quienes son agredidos para así convocar a una paz falsa (¿dónde más he visto esos llamados a marchas blancas para la estabilidad del país? ¿dónde más he escuchado a ministros de la iglesia católica opinando e incluso acusando a quienes se oponen al capitalismo a ultranza?) Deseo en verdad que la entrada de Zelaya a Honduras, aunque sea por unos instantes, sea el inicio de la reivindicación de la democracia -en su sentido más amplio- en aquel país centroamericano.

Si no quieres quedarte sólo con la opinión de CNN o Televisa, da click aquí.

2 comentarios:

  1. Dificilmente regresará. Ha pasado mucho tiempo y no se ve por dónde. Esto aunado a la escasa actividad neuronal del buen Mel y a la insuficiente reacción del pueblo hondureño.

    Nada personal contra mel ni la democracia, pero solo por diversión chequense esto...
    http://www.youtube.com/watch?v=tqDFSfJL4eo

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  2. Vaya!! Alguien serio en este blog jejeje. Y pues sí, si que hay poca actividad neuronal pero también es un tema harto complicado. ¿En qué tiempos vivímos? Caray! Bien por joséma' :P

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